Irene García Muñoz

En esta ocasión, debido a la cercanía temporal de los acontecimientos, no comenzaré realizando un resumen objetivo de los hechos. Narraré cómo ha vivido mi familia, de forma totalmente subjetiva y personal, estos últimos siete años.

El final de la legislatura de Aznar estuvo marcada por decisiones en contra de opinión pública española. Evidentemente, los intereses de un siervo de Bush y los de España discurrían por caminos totalmente opuestos.

Habíamos discutido la decisión de la entrada en la guerra de Irak, pero hasta el 11-M no fuimos conscientes de las consecuencias que tuvo. Y además fuimos testigos de la incompetencia de un líder, que en lugar de admitir los acontecimientos, prefirió distorsionar la realidad y mirar, por encima de las centenas de muertos, los intereses políticos de su partido.

Posiblemente, este hecho materializó la victoria de un líder socialista, opuesto en sus inicios a la línea de Aznar, joven y optimista. No hay que olvidar tampoco que Rajoy ni caló ni ha calado en nuestra sociedad como un líder político.

La primera legislatura fue la de las ayudas sociales, en contra de la cuales se encontraba gran parte población. Acciones como el “cheque-bebé” o las ayudas al alquiler, sin estar bien inspeccionadas, fueron, en bastantes casos, una mina de fraudes que se repartieron entre muchos que realmente no tenían la necesidad. Familias en las que ambas partes disfrutaban de sueldos altos, qué problema tenían en tener un hijo. Parejas de hecho, en las que ambas trabajan, disfrutaban de ayudas con el alquiler porque solo uno de los dos figuraba como el arrendatario.

Una vez finalizada esta legislatura y presentándose de nuevo a la elecciones, vino su segunda victoria. El clima de bienestar, que poco a poco se nublaba con los atisbos de una crisis allá por los Estados Unidos, y los beneficios que había reparado su política para muchos españoles fueron las claves de su éxito.

Las bancas de medio mundo entran en quiebra mientras nuestro señor presidente habla de la famosa “desaceleración económica”. Sería irreal decir que no hubiésemos tenido una situación crítica aún tomando medidas desde un principio, pero es evidente que uno de los fallos más intolerables se realizó al intentar obviar la crisis del ladrillo cuando ya hacía tiempo que se sentaba con nosotros en la mesa.

Así pasó el tiempo, hasta que la situación se hizo insostenible y hubo que tomar medidas. Pero no medidas que castigaran al banquero imprudente o que tomasen más de quien más tiene, sino medidas que solo afectaron a una clase: la media-baja. Así, funcionarios como mi madre, tras más de veinte años de servicio, vieron reducidos sus salarios. Pero es que además, los pequeños autónomos y asalariados eran incapaces de escapar del paro o los recortes.

Mi familia, con una maestra y un vendedor de coches, una hija a punto de tener que irse a la Universidad e irse a otra ciudad a vivir y un hijo en el instituto, tiene que hacer frente a unos mayores gastos, porque la luz y el gas no perdonan, y si te tienden una mano, seguro que va al cuello, con menores salarios.

Y que yo sepa, ni nosotros hemos creado esta burbuja inmobiliaria ni los que lo han hecho están pagando como deberían. Porque es un insulto que se publiquen los beneficios del banco de Emilio Botín como si todos esos millones de euros fuesen una nimiedad y tuviésemos que apoyarles en su desgracia, cuando hay casi cinco millones de españoles en paro. Y cuando digo en paro, digo que la mitad no tiene qué comer. Y mientras, ¿qué han hecho nuestros políticos? Ocupar banquillos de acusados por corrupción y gastar días en inútiles discusiones y lanzamientos de dardos envenenados. Si quisiera ver una pelea, iría a un combate de boxeo. ¿Alguien me puede decir donde ver política en España?

Así han pasado los meses. A menos de una semana para las elecciones locales y autonómicas y un año para las generales, todos los indicios apuntan a un cambio en la capitanía del barco.

Yo pregunto, ¿la victoria del PP es la solución?

No estoy haciendo propaganda a los partidos de izquierdas, porque tampoco creo que una victoria de ellos fuese a servir de mucho más. A lo que me refiero, es que ya no hay un intento de vendernos la moto, ya no se esfuerzan creando jugosas promesas electorales. Y su sinceridad solo demuestra la falta de compromiso social.

No sé qué ocurrirá en España dentro de un año. Solo espero que sea algo muy distinto a lo que hoy en día me ofrecen.


Y en Cáceres, Granada, Huelva, Lanzarote, Málaga, Murcia, Córdoba, Alicante, Almería, A Coruña, Barcelona, Palma de Mallorca, Las Palmas de Gran Canaria, Salamanca, Santiago de Compostela, Sevilla, Santa Cruz de Tenerife, Valencia, Vigo, Zaragoza, Bilbao y mil lugares mal.

Pues que hemos dicho ¡BASTA!


Me gustaría dirigirme especialmente a todos aquellos asociales que, en lugar de defender nuestros y sus derechos, se dedican a tachar el movimiento de utópico y antisistema.

¿ Utópico?¿Alguien me puede explicar por qué todo lo que verdaderamente merece la pena, aquello por lo que hay que luchar, lo que tenemos que conseguir, es tachado de utópico? Yo prefiero mil veces ser una adolescente utópica a un adulto resignado y apático. Lo siento, la ataraxia no me produciría ni felicidad ni satistacción.

Por favor, no busquen un significado peyorativo en este sustantivo, porque no lo encontrarán.

¿Antisistema? Sí, y de mil condiciones más. Unidos por algo importante, algo que nuestros políticos no han podido encontrar o han preferido obviar para así poder seguir discutiendo como niños, para que perdamos el interés por lo que dicen o hacen.

Me dirijo a esas personas tan coherentes y serias, a esos a los que este movimiento parece no afectarle, pero que encima se dedican a criticar. No es un movimiento desorganizado. Evidentemente, ni ellos sabían el alcance que iba a tener, se está desarrollando sobre la marcha, crece a cada minuto. Pero no está desorganizado.

Tiene ideas. Muchísimas. Pero una sobre todas las demás, DEMOCRACIA REAL YA.

Cambio político. ¿Eso no es un punto en común? ¿No es una acción coordinada?


Reflexionen. Porque si para ustedes pedir un cambio a mejor, gritar un “¡Así no queremos las cosas!” es idílico, iluso y merece toda clase de reproches, quizás es que lo mejor sea seguir aguantando como llevamos haciendo todo este tiempo.

No somos unos jóvenes “ni-nis”. Al menos, no todos. Yo quiero un cambio. Yo no quiero ser becaria, quiero que se reconozca mi talento, quiero trabajar, quiero que mis impuestos no sirvan para que unos se hagan de oro mientras otros no tienen para comer, quiero un vivienda digna y, a poder ser, antes de los treinta. Quiero independizarme, quiero autorealizarme, quiero confiar en mi sistema político y no puedo.

No viviré mejor que mis padres. No tendremos más calidad. No se cofundan. Porque si ciertas ventajas sirven para anular mi libertad, no las quiero.

Estoy cansada de que el PP y el PSOE, dos partidos de masas, se repartan el pastel. No quiero ver más corruptos en las listas de los partidos. No quiero que mi bienestar pague la incompetencia de los banqueros.

Y este grupo recoge mis preocupaciones. Las mías y las de todos los jóvenes españoles. ¡Por favor! ¿Cómo no se puede apoyar esta iniciativa?

Yo, lamentablemente, no puedo hacerlo en persona. Por eso me salgo de la línea del blog, para dar desde aquí mi apoyo a todos esos “cuatro antisistema y diez viejos a los que ya se les ha pasado la edad”, como fueron descritos por la cadena ONDA CERO NAVALMORAL.

Me alegro muchísimo de que esto haya ocurrido, porque es señal de que todavía estamos vivos.

Ah, por último me gustaría que, ya que no hacen mucho más, los partidos políticos se dignasen a comentar lo que está ocurriendo, en lugar de meter la cabeza bajo la tierra y esperar a que pase el chaparrón. Y a los medios de comunicación, que sean un poco más objetivos.

Recomiendo que escuchéis este video sobre una oyente que defendió a los jóvenes de Sol de las garras de una supuesta radio pública.

Os dejo la dirección del movimiento:

http://democraciarealya.es

Me despido, no sin antes indicarles que ni es un movimiento violento, ni debe ser solo juvenil.

España, un país “democrático y coherente” permite que sus jueces analicen dictaduras y crímenes contra la humanidad de otras naciones, pero niega la posibilidad a que se juzgue la Guerra Civil.

España permite que un juez sea relegado de sus obligaciones, humillado por llevar a cabo su trabajo, sin rechistar.


España mantiene símbolos franquistas en las calles y muertos en las fosas comunes en el año 2011.

España no enfrenta su pasado, prefiere obviarlo antes que aceptarlo. Antes que cambiarlo.

Y España somos todos. La culpa es nuestra. Por permitir que las cosas permanezcan igual que hace ochenta años, que las autoridades se mantengan sin quebraderos de cabeza, por no devolver la honra a aquellos que la perdieron hace demasiado tiempo por motivos insuficientes.

No entiendo por qué las investigaciones responden a iniciativas anónimas, que tienen que financiarse ellas mismas las investigaciones.

Hace un años estuve en el antiguo campo de concentración de Castuera, vi con mis propios ojos cómo hay que luchar con uñas y dientes para que ese espacio no se convierta en un parque solar.


Mis bisabuelos paternos fueron fusilados. Y no eran nadie. Como muchos otros, sufrieron las rencillas familiares, familiares que aprovecharon la coyuntura para sacar provecho, unas tristes tierras que valieron más que la vida de dos personas.

Mi bisabuelo materno era policía municipal de un pueblecito de Murcia. Fue detenido unos días por ser sospechoso “rojo”. A su mujer la raparon el pelo. Para que todo ese pueblecito pudiera ver de qué las gastaba esa familia. Su hijo, mi abuelo, prefiere olvidar. De hecho, no conoce toda la verdad.

Opinión personal y crítica

Yo no defiendo, nunca lo haría, que se remuevan dolores familiares, que se saque a la luz lo morboso. Pero tampoco creo que se tengan que dejar los cuerpos de esas personas olvidados en campos, en cementerios en los que no hay ninguna mención a ellos.

Comprendo la amnesia de los que sufrieron en sus carnes lo terrible de la batalla. Lo inhumano del después. Pero nosotros, biznietos y nietos, tenemos la obligación de recuperar esa memoria histórica. ¿Cuánto habrá que esperar? ¿Solo los restos de Atapuerca tienen valor? ¿Tenemos que esperar todo ese tiempo?

En mi opinión, merece el mismo respeto un cuerpo que ayude a entender qué comíamos hace millones de años que otro que me muestre cómo de crueles podemos llegar a ser.

España, un pueblo para el que es más importante rescatar ruinas romanas que a sus abuelos.

Para más información sobre el tema, os dejo las direcciones de dos blogs que os pueden interesar:

  • Asociación Memorial Campo de Concentración de Castuera: http://www.amecadec.blogspot.com
  • Guerra Civil española y sus víctimas: victimasguerracivilespaniola.blogspot.com

Treinta y seis años después de la muerte de Franco pervive entre nosotros la simbología de su régimen. Escudos, cruces y calles que no hacen justicia a la realidad de la masacre.

Cuando empecé a investigar el tema, quizás debido a mi edad, no creí que pudiese encontrar tantos ejemplos. Ahora me doy cuenta de todo el camino que queda por recorrer.

No me ha hecho falta desplazarme ni a Madrid, ni a Cáceres, ni a Plasencia, ya que en Navalmoral contamos con varios ejemplos significativos.

Al terminar la Guerra, Franco plagó el país de cruces que recordaban a los vencedores. Una de ellas se encuentra aquí, pasando inadvertida por muchos de nosotros.

Aquí podemos observar una fotografía de la Cruz de los Caídos, el nombre ya es bastante elocuente, al poco tiempo de su construcción. No obstante, el motivo de la fotografía no fue la Cruz, sino una fuerte nevada que se produjo en el año 1969.


Ahora podemos observar la Cruz en la actualidad, reconvertida en una rotonda. Como podemos ver, ha sido acompañada de vegetación y una fuente, en la que muchos moralos empapan los triunfos de sus equipos, ignorando el significado de esas piedras.


Gracias a mi profesor, me enteré de que en mi localidad se seguían manteniendo nombres de calles de personajes destacados de la Dictadura, concretamente de Queipo de Llano. Lo cierto es que no me ha costado mucho dar con la placa que, con errata incluida, sigue haciendo honor a este destacado cabecilla del golpe de estado y posterior Guerra Civil.

Indagando con mi madre, descubrí títulos oficiales, en este caso educativos, de la época de la democracia que mantienen sin ningún pudor el escudo franquista.

En primer lugar, os muestro el título de graduado escolar, que data del año 1979. Resulta curioso que después de la celebración de las Elecciones Generales y de la aprobación de la Constitución, se sigan imprimiendo documentos sin cambiar al escudo franquista por el de la monarquía democrática.

Por último, os dejo el título de Bachiller, que fue expedido ¡el 16 de octubre de 1981! Desde luego, si me costaba entender el título anterior, este me deja totalmente boquiabierta.

Opinión personal y crítica.

Lo primero que quiero exponer es lo sorprendida que me he quedado después de realizar este estudio. La ignorancia me hizo pensar que la democracia llegó del día a la noche, pero aseguro que la malicia no habría logrado acercarme a la cruda realidad.

Me resulta indignante toda la información que he recopilado. No acierto a comprender ni cómo los protagonistas de la Transición, supuestamente deseosos de cambio y democracia, pasaron por alto los escudos de “Una grande y libre”; pero más me avergüenza que los políticos de hoy día no puedan dejar de recalificar terrenos, recortar salarios de funcionarios o aceptar trajes para promover una limpieza de las calles de España.

Porque sí señores, lo que hoy en día vemos como parte del paisaje urbano no es otra cosa que un insulto a todos aquellos que aún permanecen en fosas comunes perdidas y olvidadas.

Tras la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975, Juan Carlos I es nombrado rey de España y Arias Navarro, Presidente del Gobierno. Este personaje constituye la pervivencia del franquismo, por lo se produce un distanciamiento entre ambos y el 1 de julio de 1976 presenta su dimisión. Este individuo es relevado por Adolfo Suárez, bajo su mandato se convocan el referéndum y las elecciones más importantes del proceso de la Transición: la aprobación de la Constitución de 1978 y las primeras Elecciones Generales.


Un tiempo antes, Suárez había conseguido establecer un diálogo entre los principales partidos políticos. Al mismo tiempo,  bajo la UCD (Unión de Centro Democrático) que él presidía, se adhieren distintas tendencias políticas que no identifican ni con la Derecha ni con la Izquierda del momento. Finalmente, la UCD consigue la mayoría en las elecciones.

Los recuerdos familiares de esas elecciones son de una gran participación, ya que la población española asistió con ilusión al cambio del régimen dictatorial a otro democrático.

La dimisión de Adolfo Suárez parece que se produjo por el desgaste que le supuso conseguir la unión de diferentes fuerzas políticas, que si bien se mantuvieron unidas en un principio, cuando pasaron los primeros años de la Transición formaron una enorme presión interna y externa. De esta forma, Suárez acabó presentando su dimisión a principios de 1981.

El 23 de febrero, mientras se celebraban la votación en el Congreso de los Diputados del sucesor de Suárez, que sería Leopoldo Calvo Sotelo, se produce un pronunciamiento en el hemiciclo liderado por el Tejero y Armada en Madrid y Milans de Bosch en Valencia.


Mi familia se encontraba en Navalmoral de la Mata, por lo que no fue tan palpable como en la capital con los tanques paseando por la calle. Toman conciencia de los que está ocurriendo por la noche, cuando se cortan las emisiones televisivas y se dan pequeños datos sobre lo que está ocurriendo en el momento.

La gente permanece en sus casas como si de un toque de queda se tratase, quizás no muy temerosa porque no se conocía la magnitud de lo que está ocurriendo. Como la única fuente de información se encontraba en la televisión, las familias enteras permanecieron frente a ella hasta que, de madrugada, Juan Carlos I emite un manifiesto en el que niega su apoyo.

Al día siguiente la situación se normaliza y el golpe definitivamente fracasa. Otro recuerdo que permanece es el de jóvenes militares escapando por las ventanas del Congreso.  En ese día también se hacen públicas las grabaciones de lo ocurrido en el interior, ya que la prensa permaneció fiel a la Democracia.

La información que más curiosa me resulta es que mi madre, que se encontraba cursando 3º de BUP, nunca habló de lo ocurrido en el Instituto. Ya pasadas unas horas, se podía sentir  en el ambiente que algo grave había ocurrido, situación que le resultaba totalmente incoherente ante la aparente normalidad de los profesores. Desde luego, estaba totalmente asentada la idea de que hablar de política era algo negativo, incluso si se jugaba con el futuro inmediato del país. Aún así, los estudiantes como mi madre pudieron tomar conciencia y reflexionar sobre el 23-F hablando entre ellos.

En otras zonas, como San Sebastián, la situación se sintió de otra forma. Una fuente que tenía 17 años en el momento del Golpe recuerda que varias personas decidieron cruzar la frontera hacia Francia por miedo. De hecho, hubo una persona que llegó a cruzar la ría a nado. Parte de la familia de esta persona eran guardias civiles, a los que mantuvieron dentro de los cuarteles a la espera de noticias, independientemente de que apoyasen el golpe o no. Además, este colectivo permanecía especialmente temeroso en el País Vasco, ya que se estaban viviendo numerosos atentados de ETA contra estas personas.

Otra fuente que contaba con 14 años cuyos padres regentaban un bar en Villanueva de la Sierra recuerda a una multitud agolpada y nerviosa frente al televisor para conocer lo que estaba sucediendo en el momento.

Opinión personal y crítica.

Desde luego no me sorprende que un país busque la libertad. No me sorprende que la dictadura exhale su último aliento. No me sorprende que Adolfo Suárez consiga el apoyo de las diferentes tendencias políticas, unidas bajo la UCD.

Desgraciadamente, tampoco me sorprende que, después de un primer momento, cada grupo tienda a su posición “natural”, olvidando el bien común. No me sorprende que los militares no aceptasen el recorte de poder. No me sorprende el Golpe. Tampoco su fracaso.

Lo que sí me sorprende es que, después de lo que ha costado sacar a España de las ataduras, no participemos más en la vida política de nuestro país, que no es más que una prolongación de la nuestra.

La pasividad con que algunas gentes, estos “ni-nis”, se toman la sociedad me sorprende y me avergüenza, tanto por su ignorancia como porque entiendo que, si no se toma conciencia de la gravedad de nuestra historia, de las cosas que hicimos mal y de las que hicimos bien, no solo cerramos la puerta al progreso, sino que, además, abrimos la Caja de Pandora, aquella en la que se pueden volver a repetir nuestras pesadillas.

La Segunda República comienza con la formación del Pacto de San Sebastián, en el que se aúnan la mayor parte de las fuerzas republicanas e izquierdistas con el objetivo de cambiar el panorama político. En este plano, el gobierno del almirante Aznar convocará las primeras elecciones válidas desde la Restauración canovista, período de falsa electoral y caciquismo, y la Dictadura de Primo de Rivera, en la que obviamente el pueblo no tenía ni voz ni voto. En estas elecciones habrá un claro triunfo de la coalición republicano-socialista y, tras producirse el exilio del rey Alfonso XIII, el 14 de abril se proclama la Segunda República española.

Tras la convocación de Cortes Constituyentes, se desarrolla lo que se conoce como Bienio Reformista, dado que su objetivo era acabar con los problemas que existían en esa España decimonónica y acabar con los vestigios del Antiguo Régimen.

Sus principales centros de acción fueron: el problema agrario, el de la Iglesia, el  del ejército, el de los nacionalismos y el de la educación.

La acción sobre el problema de la Iglesia y el ejército se basó en intentar recortar la influencia y protagonismo que habían tenido estos dos grupos. La Iglesia se había convertido ya en colectivo con poder económico, social y político, por lo que se reformaron las relaciones Iglesia- Estado. El ejército era un grupo conservador y monárquico, por lo que era esencial realizar una reforma antes de que pudiera atentar contra la integridad de la República.

Este gobierno fue consciente del peso de los nacionalismos, y por ello decidió legalizarlos a través de la creación de un Estado Integral, similar a nuestro Estado de Autonomías, en el que convivían un Gobierno Central y otros Autonómicos, por ejemplo, la Generalitat.

La República se presentó como el cambio radical de vida para las clases bajas, concretamente, las rurales. La Ley de Bases de la Reforma Agraria intentó dotar de propiedades a esta población agraria que constituía la mitad de la población activa del país. No obstante, la medida fue un fracaso absoluto al contar con la obstrucción de los propietarios, de la oposición, la lentitud de los trámites, etc. Este revés republicano pasó factura: la mayoría de los campesinos abandonaron la vía republicana para adherirse a otros sindicatos, como la FAI o FNTT, que promovían la violencia como método revolucionario. Esta es la explicación de los lamentables sucesos de Castilblanco, situada en Badajoz, y Casas Viejas.

Dejo para el final la revolución educativa que se produjo durante los primeros años de la República. España era un país analfabeto, con pequeños puntos de luz en aquellas familias pudientes que vivían en capitales de provincias donde únicamente existía una enseñanza suborinada a la religión. Ante esta penosa situación, la República decide actuar: disuelve órdenes como la de los jesuitas, convoca oposiciones para maestros, se hace cargo del mantenimiento de las escuelas, construye, solo en el primer año, 7000 colegios y 5000 bibliotecas, renueva la formación de profesores y maestros, y funda las Misiones Pedagógicas. Por la efímera existencia de la República, es obvio que no se consiguieron grandes datos, pero lo que no es menos cierto es que fue la salida de la incultura para gran parte de la población. De hecho, ese fue su único objetivo. El método no trató de lavar el cerebro a estas gentes, inculcándolas una mentalidad pro-republicana, sino dar cultura para así, proteger su libertad y derechos.

Hay que destacar la labor realizada en Extremadura, donde el analfabetismo alcanzaba casi el total de la población. Aquí las Misiones Pedagógicas realizaron rutas por multitud de pueblos llevando el Museo del Pueblo, el Servicio de Cine, la Biblioteca Ambulante, el Teatro del Pueblo, etc.

De nuevo, una iniciativa republicana se frustra, solo que en esta ocasión, el progreso educativo cesó debido al inicio de la Guerra Civil. Los maestros y misioneros republicanos fueron objetivo y carne de cañón en los pelotones de fusilamiento. Lo peor es que hoy día, muchos de ellos siguen abandonados en fosas comunes, como animales, mientras la justicia y clase política evita este desagradable asunto.

Con la dictadura, regresaron los crucifijos a las escuelas y las mujeres a las casas. Regresó el pragmatismo. Regresó la analfabetización y voló la cultura. Se exilió a la libertad.


Opinión personal y crítica.

Desgraciadamente, no puedo aportar vivencias familiares, ya que mis abuelos nacieron en los años de la Guerra. Por ello, me he tenido que nutrir de una pequeña parte de todos los testimonios que se han ido recogiendo para informarme sobre lo ocurrido.

La República fue un envoltorio fantástico en cuyo interior solo había paja. Exceptuando ciertas personalidades, este régimen acogió desde el primer día y de buena gana a multitud de individuos que iban totalmente en contra de ella. Y así pasó, que gran parte de la oposición era simplemente golpista.

Al margen de que esta República quizás no acertase con el destino de ciertos personajes, su formación era enteramente legítima, no había ningún derecho de robar aquello que los españoles habíamos pedido. Pero se hizo.

Es cierto que la República cometió errores, pero sus iniciativas fueron magníficas. Es tarde, pero hay que alabar el cambio que consiguieron en el método de enseñanza y el que se hubiera conseguido en la propiedad agraria si ciertos grupos no se hubiesen negado.

Me quito el sombrero por estas personas que enseñaron a los pastores a coger un libro y que ahora, casi ochenta años después, permanecen olvidadas por la sociedad.

Bienvenidos a mi blog

 

En este espacio presentaré una serie de reflexiones y experiencias familiares sobre los acontecimientos más destacados de nuestra Historia reciente, partiendo de la Guerra de Cuba y llegando a la situación actual del país.

Espero realizar un buen trabajo, que los resultados me ayuden a conocer más de cerca lo que siempre he estudiado en los libros y, sobre todo, conseguir que más gente vuelva la vista atrás.

¡Hasta mi próxima entrada!